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Un problema que por fin tiene solución.
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Un problema que por fin tiene solución.

Seguramente todos tenemos un conocido, o un familiar que siempre se está quejando de lo molesto que es ver las ciudades sucias de orines y micciones de mascotas. ¿Quién no conoce al dueño de un bar, o de una tienda que se queja de que su fachada está sin brillo, corroída y ensuciada porque todos los días le orinan en el mismo sitio?

“Y la lejía ya no funciona”. ¿Y el vinagre?... pues a la larga tampoco, y encima hay vecinos que se quejan de que las calles apestan cuando el calor aprieta. Hay que tener en cuenta que como ácido que es, aunque débil, utilizarlo en grandes cantidades en las calles (por ejemplo al limpiar fachadas) puede producir sensibilización en algunas personas.

Los amantes de los animales, y los que no lo son tanto, son conscientes de que a medida que el censo de mascotas aumenta, también lo hacen los inconvenientes asociados a tantos animales compartiendo nuestro mismo espacio.

¡¡Pero ojo!!, perros y gatos tienen derecho a hacer sus necesidades, faltaría más, y es responsabilidad de los propietarios enseñarles dónde hacerlo debidamente.

Son muchas las personas, cada vez más, las que recogen las micciones de sus mascotas. Creo que se ha notado una evolución en el civismo de los propietarios en los últimos años y que es totalmente evidente la mejora, aunque claro está, siempre hay quien no colabora...

Pero la orina es otro cantar. Al fin y al cabo, no se puede recoger con una bolsita. La orina provoca olores muy desagradables, sobre todo en cuanto empieza el calor, y produce la corrosión del mobiliario urbano que pagamos entre todos. Por este motivo, los ayuntamientos, que son quienes ostentan las competencias de higiene y limpieza en las vías públicas, se gastan una cantidad ingente de nuestros impuestos en sustituir el mobiliario urbano mucho antes de que finalice su vida útil, o bien, en carísimos tratamientos para evitar una oxidación que acaba llegando de todas formas.

El problema va más allá de tocarnos los bolsillos, porque hay estudios que demuestran que la tan de moda “zoonosis” que conocimos todos con el coronavirus, resulta que también se produce cuando se transmiten enfermedades desde, por ejemplo, las heces de una mascota hasta el ser humano.

Hay toda una lista de enfermedades, algunas de ellas resumidas en un estudio realizado por la Universidad de Veterinaria de Córdoba, del que citamos textualmente lo siguiente: “Muy extensa es la bibliografía que relaciona la salubridad en los excrementos de nuestras mascotas. Por ejemplo, en la capital de Córdoba según un estudio realizado por un equipo de investigación de la facultad de veterinaria, uno de cada 3 perros en la ciudad estaba infectado por alguna especie de Campylobacter en las heces, bacterias que se han demostrado como la primera causa de infección intestinal en la población humana, no solo en España, sino también a nivel europeo. Otro problema añadido, puede ser la zoonosis de bacterias multirresistentes a antibióticos, cada vez más frecuentes en nuestro entorno…”

La gran mayoría de los patógenos de los animales se excretan por saliva, orina, heces y moco, por lo que estamos ante un problema de salud pública real, no solo es una cuestión estética de mayor o menor suciedad, que también, sino que como menciona dicho estudio, puede afectar a cualquier cohorte de edad, siendo los más pequeños la población más vulnerable puesto que tienen un menor sentido de la higiene personal. Al fin y al cabo, qué niño no juega en el parque, o en la calle, y toca el suelo con las manos decenas de veces porque se cae, o está jugando con sus amigos por el suelo. ¿Y se lavan las manos todas y cada de las veces que se arrastran por el suelo? En absoluto…se podría decir que la mayoría de ellos no lo hace ni una sola vez.

El problema puede ser grave, incluso aunque la gente fuera al 100% responsable y todo el mundo recogiese las heces de parques y vías públicas, puesto que siempre quedan restos en el suelo, donde se ha demostrado que pueden sobrevivir bacterias y quistes incluso durante días y en condiciones de lluvia.

Por tanto, nuestras amadas mascotas causan indirectamente, y sin pretenderlo, un problema económico y de salud pública.

Cierto es que no hay mal que cien años dure…y hay empresas que llevan a cabo todo tipo de investigaciones para desarrollar todo tipo de productos, y también, como no, para intentar poner remedio a este problema.

Cuando hablamos de soluciones, más allá de controlar el problema en los hogares, y enseñar a cientos o miles de animales simultáneamente- entre mascotas y gatos procedentes de colonias salvajes que campan libremente en las grandes urbes- no se puede utilizar cualquier producto.

En primer lugar, porque hay que garantizar la salud humana y el bienestar animal, y eso no es factible con cualquier formulación química. En segundo lugar, porque la legislación medioambiental procedente de la aplicación, entre otras, de la Directiva Marco de Agua y toda su legislación de desarrollo hace que, no solo no se pueda utilizar cualquier producto en la vía pública, sino que sean realmente pocos los que se permiten, porque por efecto del riego de las calles y de la lluvia, esos productos terminarán en las aguas de dominio público hidráulico, llegando a ríos o mares, o afectando a las estaciones depuradoras de aguas residuales situadas aguas abajo. Los productos deben ser inocuos para el medio ambiente. No deben llevar sustancias catalogadas como PBTs, metales pesados, nanoplásticos, disruptores hormonales que pongan en peligro la salud de las personas, sustancias que actúen como alérgenos, ni ninguna otra no permitida por la cada vez más estricta legislación de aguas y calidad del aire.

Y es por ello, que algunos ayuntamientos solo se atreven a recomendar llevar una botella con agua, y echarlo sobre los orines o las heces, con la intención de diluirlo, como si los animales no fuesen a detectar el pis y seguir marcando por echarle agua encima…

Conscientes de este problema, las soluciones desarrolladas se hacen cada vez más necesarias y por supuesto, más completas, de modo que a la efectividad del producto se le sume la inocuidad.

Existen muchos productos en el mercado, (y no tantas soluciones) pero algunos de ellos tienen efectividad contrastada en ciudades colaborando con los distintos ayuntamientos. La exigencia es clave: no deben manchar el mobiliario urbano, las fachadas o las aceras y a ser posible deben ser inodoros para no molestar al público en general, tanto más importante, cuando mayor sea el número de establecimientos y calles donde se utilicen. Deben ser inocuos para el medio ambiente y la salud, ya que hay todo tipo de personas con intolerancias e hipersensibilidad a todo tipo de compuestos, y deben, por supuesto, ser efectivos. Y si un producto sirve como adiestrador sensorial para perros y gatos en una gran ciudad, es obvio que con mayor eficacia funciona en hogares y locales, donde solo es un animal el que causa la molestia.

Un ejemplo de adiestrador o repelente que está funcionando muy bien y tiene cada vez más seguidores, es el elaborado por Diecolpet, un laboratorio asturiano, que se ha tomado en serio dar una solución tanto al cliente particular como al sector público, tras tratar de solventar el problema en su propia tierra y ver que, con la climatología asturiana, los productos que se estaban vendiendo en el mercado no funcionaban bien en exteriores. Su producto es el único que cuenta con certificado de producto ecológico por ITEL*, lo que garantiza una formulación segura para el animal y el medio ambiente y su eficacia ha sido testada en varios ayuntamientos nacionales. Incluso puede utilizarse en jardines, sobre especies vivas a las que no causa ningún daño sin perder eficacia. En definitiva, aunque no sea el único, es un ejemplo de solución segura, inocua y que ha demostrado ser muy efectivo para un inevitable problema real.

SELLO ECO-FRIENDLY: Además de disponer de nuestro sello Pet-Friendly por ser un alojamiento bajo nuestra suscrición y por proteger a las mascotas en tu alojamiento, DIECOLPET te ofrece el sello ECO-FRIEDNLY por utilizar productos inocuos diseñados para la higiene animal y el respeto al medio ambiente en la limpieza de tus instalaciones.

COMPRAS: si quieres comprar los productos de DIECOLPET, puedes escribirnos directamente a marketing@viajacontumascota.com y te haremos la mejor oferta.

*ITEL: Instituto Técnico Español de Limpieza, organismo de asistencia técnica, formación e investigación, desarrollo y promoción de las actividades relacionadas con las limpiezas e higiene.

Este artículo ha sido desarrollado por Laboratorio Diecolpet, empresa biotecnológica cuyo objetivo es la creación de productos innovadores, ecológicos y biodegradables, que contribuyan a mejorar la calidad de vida de nuestras mascotas.

Fdo: Vanesa Fernández (CEO Diecolpet)